Muchas personas experimentan picor o enrojecimiento de la boca al comer ciertas frutas, especialmente piña. En otras ocasiones aparecen síntomas más graves. ¿Cómo saber si se trata de una alergia alimentaria potencialmente grave? Los expertos en alergia a los que ha consultado CuídatePlus explican cómo diferenciar cuándo se trata de una molestia sin importancia y en qué casos nos enfrentamos a un problema que requiere seguimiento o, incluso, atención urgente.
La piña contiene una enzima, la bromelina, que muchas personas conocen porque es un ingrediente habitual de los suplementos dietéticos. Entre otros, se le atribuyen efectos antiinflamatorios, antitrombóticos y contra la retención de líquidos. Pero, al margen de estos supuestos beneficios, esta sustancia ha sido estudiada por un motivo muy distinto: es la culpable de la sensación de molestia en la lengua que algunos individuos sufren en mayor medida. Aunque esta enzima se encuentra distribuida por toda la fruta, se concentra en el corazón.
Según señala Natalia Molini Menchón, miembro del grupo de trabajo de alergia alimentaria de la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (Seicap), “los alimentos ácidos (tomate, piña, cítricos) pueden provocar un enrojecimiento alrededor de la boca sin picor que no debe confundirse con alergia. Se trata de un fenómeno de irritación local que no debe conducir a la retirada del alimento”. En este sentido, “la bromelina contenida en la piña provoca sensación de ardor por sus propiedades proteolíticas (que degradan las proteínas)”. Esta sensación se intensifica por la propia acidez de la piña y puede ocurrir algo parecido con el kiwi, “que contiene proteínas similares con actividad proteolítica, como la actinidina”.
Qué es el síndrome de alergia oral
Otra cosa es que la ingestión de frutas produzca picor en la boca u otros síntomas limitados a la cavidad orofaríngea. Entonces es cuando se puede hablar de síndrome de alergia oral, que, tal y como expone Pedro Ojeda, alergólogo y miembro de la Junta Directiva de la Sociedad ESpañola de Alergología e Inmunología Clínica (Seaic), se suele manifestar con “picor de boca, paladar, faringe, la lengua e incluso los conductos auditivos”. El experto añade que, en ocasiones, “puede haber una leve hinchazón de los labios”.
Este síndrome se produce por alergia a unas proteínas contenidas en los vegetales denominadas profilinas. “Son reacciones que no entrañan peligro para la vida del paciente”, aclara Molini. Aunque en principio cualquier alimento vegetal puede provocar este síndrome (frutas, frutos secos, verduras), “la capacidad de producir alergia de las proteínas vegetales disminuye e incluso puede llegar a desaparecer con el calentamiento o la cocción del alimento”. Por eso es frecuente que pacientes alérgicos a vegetales crudos los toleren cuando están cocinados.
¿Cómo distinguir el síndrome de alergia oral de reacciones más graves?
El síndrome de alergia oral no es una reacción grave, pero otras alergias a frutas sí que representan un peligro. ¿Cómo distinguir si se trata de uno u otro problema? La representante de la Seicap resume los aspectos más relevantes:
Síndrome de alergia oral
Si tras la ingesta del alimento se produce picor de boca, paladar, garganta u oídos sin más síntomas, nos encontramos ante un síndrome de alergia oral.
Reacción alérgica grave
Pero si tras la ingesta del alimento, además del picor de boca aparece dolor abdominal intenso, urticaria (erupción con mucho picor por el resto del cuerpo), sensación de dificultad para respirar o decaimiento importante, nos encontramos ante una reacción potencialmente grave.
Ojeda señala que la forma más fiable de saber “si una alergia a frutas puede ser potencialmente grave es conociendo el perfil alergénico del paciente, es decir, a qué proteínas de las frutas está respondiendo el sistema inmunitario, mediante el diagnóstico molecular”. Por lo general, precisa el alergólogo, “la sensibilización a profilinas y polcalcinas (proteínas del polen) suele inducir solamente síndrome de alergia oral, mientras que la sensibilización a proteínas LTP de las frutas prunoides (melocotón, albaricoque , nectarina , ciruela , cereza…), manzanas, pera, uva, etc. suele asociarse a cuadros alérgicos más graves”. El motivo es que “las LTP son proteínas más resistentes a la digestión enzimática y llegan más enteras al sistema inmunitario intestinal”.
La manifestación más grave: reacción anafiláctica
La reacción anafiláctica es aquella que implica varios órganos o sistemas simultáneamente. “Los órganos y sistemas implicados son la piel (urticaria con picor cutáneo intenso, ronchas, hinchazón de labios, párpados, conjuntivitis, etc.); el sistema respiratorio (rinitis, asma, edema de úvula o la glotis); el aparato digestivo (picor de boca, faringe, náuseas, vómitos, retortijones, dolor abdominal, diarrea); el sistema cardiovascular (caída de la presión sanguínea con mareo intenso, pérdida de conciencia, o sensación de muerte inminente) y también, en casos graves, síntomas neurológicos con crisis epiléptica y relajación de esfínteres”, detalla Ojeda. Pueden verse afectados uno o varios de estos sistemas orgánicos; depende de cada caso. “Cuando se afecta el sistema cardiovascular con caída de la tensión arterial hablamos de shock anafiláctico, que es una situación de gravedad inminente”.
Frutas que más alergias causan
Cualquier fruta -y, en general, cualquier alimento- puede producir alergia. Un grupo frecuentemente implicado en reacciones alérgicas es el de las rosáceas (melocotón, albaricoque, paraguayo, nectarina, níspero, cereza, ciruela, manzana, pera, fresa, frambuesa, arándano, mora, membrillo, almendra, etc.). “De todas las rosáceas, la que más frecuentemente produce alergia en nuestro medio es el melocotón”, señala Molini. En cambio, la alergia a la fresa es muy infrecuente. Los alérgicos a melocotón pueden tolerar sin problemas otras rosáceas, pero se les aconseja evitar aquellas más similares (nectarina, paraguaya, albaricoque…).
Algunas de las proteínas de la fruta que producen alergia son más abundantes en la pulpa (profilinas), mientras que otras se encuentran sobre todo en la piel (LTP). Según la proteína a la que se sea alérgico, se podrá tolerar la fruta pelada o se deberá evitar completamente. Así, “muchos pacientes alérgicos al melocotón lo son sólo a su piel, de manera que lo pueden tolerar pelado y lavado”, especifica la portavoz de la Seicap.
Diagnóstico
El diagnóstico de este tipo de alergia se realiza de la misma manera que cualquier otra alergia alimentaria. En primer lugar, el alergólogo realizará una historia clínica para conocer los detalles de las frutas que generan síntomas y la gravedad de las reacciones registradas, así como la posible asociación con otras enfermedades alérgicas. A continuación, se efectúan las pruebas cutáneas (prick test) para la detección de alergias y los análisis de determinación de anticuerpos de alergia específicos en sangre. En última instancia, se realizan pruebas de exposición oral controlada con las frutas implicadas para determinar si el paciente reacciona con la ingesta.
¿Se puede prevenir la alergia a frutas?
“A diferencia de lo que ocurre con otros alimentos, como el cacahuete, hasta la fecha no hay ningún estudio que haya demostrado que la alergia a la fruta se pueda prevenir mediante las modificaciones dietéticas de introducción más precoz o más tardía de las frutas”, indica Ojeda.
Molini abunda en en el mismo sentido: “Se ha demostrado que retrasar la introducción de alimentos no previene el desarrollo de alergia, e incluso puede ser contraproducente en aquellos niños más predispuestos a este tipo de enfermedades”. Por este motivo, desde las sociedades científicas se está promoviendo la introducción temprana de todos los alimentos, sin restricción. Pero la experta advierte: “No solo se trata de introducirlos precozmente en la dieta del lactante, sino de mantenerlos”. Lo que sucede es que lo que “se come frecuentemente se tolera, pero no sucede lo mismo con lo que se ingiere erráticamente”.
Tratamiento de la alergia a frutas
El tratamiento principal de la alergia a las frutas es la evitación de aquellas frutas y alimentos relacionados con los que el paciente tenga síntomas. No está indicado retirar un alimento de la dieta de una persona a pesar de que haya presencia de anticuerpos de alergia si está persona está tolerando dicho alimento. La retirada del alimento podría conducir a una pérdida de la tolerancia inmunológica y el inicio de síntomas alérgicos. “En cualquier caso, esta recomendación se debe realizar de forma individualizada sobre la base de la historia alérgica del paciente y del perfil de sensibilizaciones”, indica Ojeda.
Existe un tratamiento específico para la alergia al melocotón. Se trata de una vacuna para la alergia a la LTP, que consiste en la administración durante tres años de un extracto purificado de piel de melocotón. “Los estudios clínicos demostraron su eficacia para mejorar la alergia al melocotón y la experiencia clínica viene demostrando que también ayuda a mejorar la alergia a alimentos con LTP relativamente similares, como otras frutas, verduras y hortalizas y algunos frutos secos (no así a la LTP del trigo). Por ello, puede ser una opción terapéutica en pacientes alérgicos a varias LTP”, asevera el representante de la SEAIC.
Aparte de esta vacuna, no hay ninguna otra estrategia similar para tratar la alergia a otras proteínas alergénicas de frutas.
¿La alergia a frutas se cura con el tiempo?
A diferencia de la alergia al huevo y a la leche, que suelen debutar en edades tempranas y en la mayoría de los casos remiten espontáneamente, las alergias a las frutas suelen comenzar en edades más tardías (a partir de los 3-4 años y, de forma más habitual, en la adolescencia y juventud) y suelen ser persistentes.
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